domingo, 27 de junio de 2010

Ninguno

Fuego en el umbral de la puerta
crece, consume
corroe tus ojos, los derrite.

Veo gotear tus pupilas.
El aceite que hierve
es llama insensible.

Caen tus labios,
estás de pie ante mí
y ni agua soy para detenerlo.

Carcome la valiosa llama.
Se nutre de polvo del combustible
de tu pecho.

Me alcanza tu mano
antes de caer ardiente.
Pero no la recibo.

Miro el fuego
que desliza por tu vientre mío
tan mío.

Tempestad ardiente
sigue, suda el elemento
en cada músculo de tu cuerpo.

Eres esa sustancia que cae
que te rompió, que quebraste, que desafié,
eres río a medio camino
entre mi compasión y tu desgarro,

eres dios incoloro en aquel umbral.
Pero ese umbral no existe
y dios, tampoco.

2 comentarios:

martina p.r. dijo...

Hermana elemental, amé esta hueá, cuaticamente
sobre todo esto: "eres el río a medio camino entre mi compasión y tu desgarro
eres Dios incoloro en aquel umbral"


vay a vernir a domingo familiar?

Joaquín Encina dijo...

pero ese umbral no existe
y Dios tampoco.


lluvia de conceptos..